Estaba en casa de mi amama, era un día de imvierno llovía, y me apetecía verla, a ella y a mi aitite, los dos se emocionaban por contarme cosas que les habían pasado esa semana, daba lo mismo, eran felices, saque un viejo álbum que tenían de ellos dos. Aparecio una fotografía, y el salón se hinundo de un silencio.
Mi aitite se acerco a mi amama y con un beso en la mejilla, la dijo que el amor verdadero existía y que llevava con el cincuenta y cinco años.
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