No pretendo ni conquistarte, ni darte pena, ni enamorarte, ni importarte, ni nada de eso, esa epoca paso, cuando nos decíamos te quieros sinceros, los recuerdo muy bien, a las tres de la mañana, o los clinex acumulados en la esquina de mi mesita de noche, que todos ellos, te los apunto a tu cuenta, rescribo tu nombre en el móvil una y otras vez, primero con una carita, luego con un par de puntos suspensivos, un punto, hasta que has acabado así, tal cual, tu nombre y punto, sin darte más importancia, una importancía que no te mereces.
Me enseñaste a creer, a soñar, a poder volar solo por dedicarme un segundo de tu tiempo, no hace falta ni que decir, de todas esas noches que me e pasado en el rincón de mi habitación llorando, sin parar. Me acuerdo de la noche exacta en la que me enteré que estabas con ella. Se me acumulaban las respiraciones, respiraba tan sumamente fuerte que no me daba tiempo a alcanzar el oxigeno que venia ahora, me ahogaba, la ansiedad aumentaba por momentos, y las cuatro paredes junto con el mundo se me caían encima. Después de muchas noches así, pude darme cuenta de que había estado perdiendo el tiempo, no si si con alguien que merecia la pena si o no, pero había perdido tiempo, queriendote. Ahora se que no te vas a molestar en estar leyendo esto, peor hoy me considero feliz, quizá porque siga teniendo tus cinco minutitos al día, o quizá no.
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